Porque mi patria es el mundo

jueves, 13 de mayo de 2010

Onomatopeyas

Recursos siempre útil y la más de las veces no apreciado u objeto de burlas. Las onomatopeyas tienden puentes comunicacionales que muchas veces las palabras no consiguen. En una serie de ruiditos de los más simples se puden concentrar ideas grandes, complejas, iluminadoras, etc.

Casos tenemos varios: bzzzzz, oink oink, miau, beee, mu. Siempre útiles y lúdicos para los niños, a los cuales la identificación a través de sonidos hace el aprendizaje temprano más significativo.

Distinta es la situación cuando estás en lugares, ya de adulto, que no hablan tu idioma, o que aun haciéndolo no te puede comunicar fluidamente sin generar confusión. En estas situaciones de dificultades comunicativas las onomatopeyas son salvadores.

Pero yo me refiero al gusto por la onomatopeya, el placer de poder expresarte universalmente con un sonido sin sentido, sin lógica, pero que aun así es entendible por todos. El gusto de poder decir shuuummmm cuando quiero señalar velocidad, cush cush para pedir un cuchillo, bbrbrbrbrbrbbrbr para el taladro, y así un sin fin de expresiones nacidas del juego de la lengua con el paladar y dientes, en un espacio confinado.

Un lector atento se habrá percatado que toda onomatopeya está coja sin su correspondiente comunicación no verbal, ya sea de posición corporal, movimiento de manos y brazos, expresión facial. Esto no hace más que enriquecer toda la situación comunicativa.

Soy una persona agradecida de las onomatopeyas, me ayudan permanentemente a conseguir lo que busco.

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